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EL CEMENTERIO DE AUTOMOVILES: Una retrospectiva a la saga de los hombres-chatarra de Shinya Tsukamoto

Texto por Darío Calvo



Shinya Tsukamoto (1960) es una desconcertante voz dentro de la industria cinematográfica japonesa. Ya sea en su vertiente de actor, guionista y principalmente como director de clásico de culto como Bullet Ballet (1998), Tokyo Fist (1995) o Kotoko (2011). Aunque si es reconocido a nivel internacional es por su saga de hombres-chatarra, más conocida como Tetsuo, iniciada en 1989 con la cinta Tetsuo: The Iron Man. Hito del cine independiente de género del país nipón, abrió las puertas de una nueva vanguardia ciberpunk independiente en Japón, con filmes como 964 Pinocchio (1991, Shozin Fukui) o Electric Dragon 80.000 V (2011, Sogo Ishii).

Aclamada como cinta de culto, es reconocida tanto por su estética y efectos do it yourself con uso de animación stop-motion y prostéticos, como por su imagen visceral y rápida. Fuera de su magnum opus, Tsukamoto producirá dos nuevas iteraciones a la franquicia: Tetsuo II: Body Hammer (1992) y Tetsuo: The Bullet Man (2009). Estas expanden la visión global del concepto inicial, brindando nuevas perspectivas y experimentando con el medio. En esta retrospectiva analizaremos la trilogía, profundizando en su estética y temática. Aunque como observareís en las imágenes, no son cintas para todo el mundo.




Tetsuo: The Iron Man (1989)

Un fetichista del metal (Shinya Tsukamoto) obsesionado con la velocidad se realiza un implante metálico en la pierna. Tras ser atropellado por un hombre (Tomorowo Taguchi) y su mujer (Kei Fujiwara), que esconden su presunto cadáver, buscará venganza. El accidente a su vez iniciará una serie de mutaciones en el despistado conductor que lo convertirá poco a poco en metal.

Hablar de una película como Tetsuo es complicado. Es una cinta fascinante y atrapante, pero cuya experiencia es dificilmente evocable con meras palabras. Basada en su corto The Phantom of Regular Size (1986) -con el que comparte trama y estética-, así como estrenada durante el auge del cyberpunk anime con el estreno de Akira (1988, Otomo), Tetsuo: The Iron Man, fue el primer gran proyecto de Shinya Tsukamoto. Una cinta donde convergían años de cintas caseras experimentales. Esta parte de sus vievencias de infancia en la capital japonesa, donde pudo observar el rápido crecimiento y desarrollo industrial del país con la consecuente pérdida de espacios de ocio y naturaleza en la misma.

Durante la grabación, de al menos dieciocho meses, cast y crew convivieron a tiempo completo en los sets del filme, conformados por pisos y casas de los miembros del proyecto. Inspirado por el género del tokusatsu, la cinta buscaba la incorporación orgánica de elementos de ciencia ficción en la vida cotidiana, inspirado por series como Ultra Q (1966), todo desde la crítica y comentario social de cintas del género como Godzilla. Japón bajo el terror del monstruo (1954). La cinta encajaría por tanto dentro del género de terror. 

La estética, clave en la cinta, recuerda tanto a Cabeza borradora (1977, Lynch) -con el uso del blanco y negro, la combinación de texturas y los toques surrealistas-, como al body horror del Cronenberg más reconocible. Así, la cinta oscila entre lo avant garde del cine independiente y el bizarro costumbrismo de los kaijus japoneses. El uso de planos aberrantes y cercanos, apoyados en escenarios claustrofóbicos y mundo colmado de humedad y suciedad, nos empuja a la creación de una atmósfera onírica, al mismo tiempo que realista. Esto se apoya en un montaje dinámico y muy expresivo, apoyado en el uso de técnicas stop-motion y un diseño de sonido lleno de golpes y ruidos metálicos. Además la atmósfera morbida y misteriosa emplea recursos de vídeo casero y televisivo, así como en unos prostéticos geniales que dan pie a hombres máquina aterradores.

La cinta retrata el desarrollo descontrolado a nivel industrial y tecnológico de Japón. Un proceso de industrialización que se lleva por delante campos y parques, resultando en la igualación y alienación general de la población. Los seres humanos, esclavos de su trabajo y máquinas, sufren la imposibilidad de esta nueva sociedad dominada bajo lo artificial, Lynch plasma esta idea en su ópera prima antes mencionada. En este escenario se situa Tetsuo, en un mundo como el nuestro en el que los implantes metálicos liberan o expande la frontera de lo humano. Lo que algunos conocen como transhumanismo y que Cronenberg denominó nueva carne en su cinta Videodrome (1983). La sustitución del cuerpo humano por el metal, que libera nuevas emociones y sensaciones. Tsukamoto experimenta con el concepto, interesado especialmente por el despertar sexual y liberación del género que permite el nuevo cuerpo. Un nuevo concepto de amor ligado a la instrumentalización del individuo en pos de lo colectivo, visible expuesto en su final. Aunque también como estos nuevos sentimientos arrasan con el humanismo en pos de lo individuo. Una contradicción continua y claramente humana. 

A su vez, y de acuerdo a lo antes expuesto, la película comparte un mensaje de apertura y aceptaciónn sexual. No solo meramente por la vía de la transexualidad previamente descrita, sino mediante la apertura a nuevos placeres del cuerpo mediante el aperturismo. De hecho, el fetichismo y el  sadomasoquismo cumple roles fundamentales en la trama. Por tanto, la cinta contiene un alegato de aceptación del individuo sobre sí mismo y dejar de esconder lo que realmente es y siente.




Tetsuo II: Body Hammer (1992)

Taniguchi Tomoo (Tomorowo Taguchi) sufre una temible transformación cuando un grupo de cabezas rapadas secuestra a su hijo. Este empieza a desarrollar un cuerpo mecánico que causará la muerte de su hijo. Inicia una búsqueda de venganza potenciada con su nuevo cuerpo que le abrirá las puertas de su pasado.

Tetsuo II: Body Hammer sigue la estela de Evil Dead II (1987, Raimi). Aprovechar el prestigio y recaudación de su primera parte, para en la segunda revisitarla con un mayor capital de producción. Así, Tetsuo II, pese a su nombre, se constituye como una nueva versión del mismo relato con muchos elementos en común: cuerpos mecánicos, mutaciones, enemigo, superación del cuerpo, etc. Si bien se diferencia bastante de la cinta original. Si la cinta original se constituía a partir del terror atmosférico, casi onírico; aquí, nos encontramos con una cinta scifi con una gran carga de acción, pese a las obvias reminiscencias estéticas con su sucesora.

A nivel estético la película abraza el ciberpunk. La cinta original inicialmente se creo sin el género en mente, aunque para esta secuela era inevitable la influencia que había ejercido la cinta original en el género. Ya a color, la cinta intercala continuamente luces azules y rojas, siempre de fuentes artificiales aunque claramente en grandiantes fríos. Al igual que en la original, permiten marcar profundamente las texturas y la húmedad de este mundo entre lo humano y artificial. Si la original resultaba claustrofóbica en espacios minúsculos, aquí esta atmósfera se crea tanto en grandes almacenes de desechos fragmentados, como en grnades espacios llenos de cristales, reflejos y fósforos. El montaje que en la original resultaba dináico y expresivo, aquí evoluciona en pos de la velocidad y acción en un estilo muy noventero, alternando continuamente puntos de vista. Algo similar pasa en la cámara, que si bien se mantiene erratica como en la cinta previa, exagera mucho más su movimiento. Todo esto es reflejo de un mayor presupuesto, liberándose de los escasos escenarios de la original, para ampliarse a todos signos. 

Donde decae un poco es a nivel temático narrativo. Si bien continua desarrollando los temas de la iteración previa, tiende más por la acción y el drama básico. Así, pierde el análisis del erotismo del ser humano, a favor de cuerpos cromados llenos de pistolas y cañones -esto no es una broma-. Pierde profundidad temática en pos de profundidad dramática, el problema reside en esta misma trama, que no deja de ser una vaga tragedia de protagonista sin pasado. Resulta un tanto gliche, algo que para nada corresponde con la cinta original.

Aún así presenta un interesante análisis e introspección respecto a la obsesión por el cuerpo de nuestra cultura. De cuerpo curtidos ataviados en acciones repetitivas con el fin de perfeccionarse, asemejando a máquinas. Además de la entidad del hombre como arma para la destrucción y la pérdida de moral del avance tecnológico.




Tetsuo: The Bullet Man (2009)

Anthony (Eric Bossick) ve morir a su hijo atropellado. Esto despierta un conflicto interno acentuado por las mutaciones mecánicas de origen desconocido que emergen de su cuerpo. Anthony elige el camino de la venganza reabriendo viejas heridas familiares.

Inicialmente el proyecto original para la tercera parte fue denominada Tetsuo en América. Iba a contar con Quentin Tarantino en la producción y a Tim Roth en el papel protagónico. Durante su final se desataría una nueva transformación nunca vista, Flying Tetsuo. La barrera del idioma provocó su cancelación, aunque abrió la puerta a una tercera parte real grabada enteramente en inglés.

Al igual que con Tetsuo II, en esta tercera -y de momento última- parte de la saga nos encontramos con otra reimaginación de la cinta original. Si en la cinta de 1992, el estilo se adapta a los neones propios de los noventa, aquí nos encontramos con una cinta que bebe claramente del cine de los 2000 y el digital más primitivo. Es la peor de la saga. No es mala per se, pero en la comparativa con sus predecesora deja mucho que desear. Pierde mucha originalidad visual y narrativa.

La cinta, destaca de forma negativa en cuanto al color. Un gradiante muy saturado entre negros y blancos, que ensucia mucho la imagen, perdiendo las texturas previas en pos de un estilo muy digital. Esto además se denota en la pérdida de artesanía con el uso de efecto digital. Si bien la cinta sigue empleando los alocados protéticos de sus predecesoras, no resaltan ni destacan. Igual con su montaje, que omite en mayor medida los trucajes de las originales, en pos de un estilo más hollywoodense resultando excesivamente caótica y excesiva, perdiendo fluidez.

La trama, se vuelve muy genérica al acercarse a gliches muy gastados. En la cinta original, se mantenía refrescante gracias en parte al misterio que rodeaba todo. Aquí no: tragedia familiar, androides asesinos, corporaciones malignas en un compendio de subtramas muy básicas y carentes de personalidad. Los personajes no ayudan, ya que si bien la saga no destaca por estos, resultan más entrañables que en este caso, donde resultan excesivamente acartonados. Es una pena, porque los temas característicos de la franquicia podrían haberse ampliado con respecto al crecimiento y masificación de Internet, pero ni se menciona, conviertiendose en una película de acción más, con una capa de pintura interesante.

Destaco la música de la cinta, que sigue la corriente metálica y ruidosa, aunque en este caso cuenta con tema principal de Nine Inch Nails.




El cine de Shinya Tsukamoto es fresco y sorprendente. Una aproximación a conceptos anteriormente vistos, pero desde una perspectiva alocada y personal. Recomiendo enormente esta saga. Si bien, sus dos secuelas dejan que desear, Tetsuo: The Iron Man es una joya absoluta que lleva años dando de que hablar.


Bibliografía:
-The Industrial Nightmare of Tetsuo: The Iron Man (Malachy Lewis, Senses of cinema)
-Tetsuo: The Iron Man and the dark side of transhumanism (Sam Moore, Little White Lies)
-Tetsuo: The Iron Man and the dark side of transhumanismThe Bizarre Mind of Shinya Tsukamoto | The Making of Tetsuo the Iron Man (Youtube: Pirate mp3)
-Shin'ya Tsukamoto Collection: The Most Insane Thing I've Ever Watched (Youtube: Bushido Blues)
-Shinya Tsukamoto's Tetsuo in America - Unmade Masterpieces (Youtube: DisRegarding Henry)


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